Detección de vertidos de petróleo con generación de imágenes de infrarrojos
Los vertidos de petróleo presentan un desafío especial para métodos de detección basados en la generación de imágenes. En la banda de frecuencias de luz visible (VIS por sus siglas en inglés), el agua del océano a menudo es penumbrosa y se ve oscura si se mira directamente hacia abajo. Con ángulos altos, el agua del océano refleja el sol, el horizonte o el cielo y puede verse muy brillante. Contra este brillo superficial tan variable, cualquier película fina de líquido que flote sobre la superficie puede resultar difícil de ver a simple vista o con una cámara de vídeo en color.
Los vertidos de petróleo o de gasoil suelen subir a la superficie y flotar allí durante algún tiempo por su más baja densidad. Aunque los vertidos pueden formar películas bien formadas, especialmente en aguas tranquilas, a menudo no hay un contraste notable entre la película y la superficie del agua, al menos sin ayudas visuales. Particularmente con ángulos de baja incidencia, tanto el agua como el petróleo tienden a verse oscuros. Detectar el petróleo resulta aún más difícil con oleaje o la mar picada, ya que la superficie ondulante del agua se ve alternativamente clara y oscura en función de cómo refleja el cielo o el sol que tiene encima, lo que oculta aún más las áreas con película de petróleo de bajo contraste.
Pero la luz visible no es más que un método de generación de imágenes. Los bandos de frecuencia alternativos albergan la promesa de un mayor contraste entre los petroquímicos y el agua en diferentes estados de la mar y diferentes condiciones de iluminación. Recientes investigaciones a cargo de ingenieros de FLIR han determinado que hay al menos tres motivos fundamentales por los que la generación de imágenes de infrarrojos de onda larga es una potente herramienta para la detección de vertidos sobre el terreno.